No hay mal que por bien no venga.

-Pues no quiero que te sientas así. Es más, te doy las gracias por lo de ayer- me dejó de piedra. Alcé la cabeza y la miré, con una cara de imposible descripción.

-¡¿Qué?! ¿Por qué?- le solté, cuando conseguí articular palabra. Ella siguió andando, con una sonrisa de felicidad. ¿Estaba feliz de que la atacara? ¿Pero en qué cabeza entraba? Esperé a que hablara. La culpabilidad me seguía carcomiendo, no me creía las palabras de mi amiga. La seguí por detrás, segura de que me estaba engañando.

-Ains…para ser parte de un mundo extravagante eres muy incrédula- me comentó, aún sin decir porqué era tan feliz. No le respondí, pero mi silencio fue bastante obvio. -¿Si te cuento por qué me creerás?- la miré, cada vez entendiendo menos. Asentí esperando empezar a entender algo mejor.

-Bueno, pues ayer cuando saltaste a por mí- omitió decir para morder o matar, cosa que agradecí- Juls me protegió. No se había quitado el sello, por lo que era un poco más resistente que un humano, pero nada más. – me mordí el labio ¿No se quitó el sello? Anoté mentalmente que le debía una disculpa- Yo estaba asustada, pero no quería irme de allí hasta que no despertaras. Pero entre Julián y Alessandra me disuadieron. Él me acompaño a casa, cogidos de la mano. Pienso que fue para darme su apoyo, pero creo que me infravalora- sonreí y asentí, curiosa– Cuando llegamos a la puerta me miró y me dio un beso. Dijo “ nos vemos mañana” y se largo corriendo. Yo me quede pasmada -Victoria calló.

Me había quedado sin habla, ¿Juls y Vic? ¿Los mismos que se peleaban por nada? Se me antojaba extraño…y a la vez con bastante lógica. Me di un golpe en la frente, recriminándome el haber estado tan ciega.

-¿Desde cuando te gusta Julián?- le pregunte, para acabar de asegurarme que había entendido bien.

-No sé…¿Un año quizás? Demasiado tiempo. Pero la verdad es que no sé si estamos saliendo o no. Solo fue un beso, ¿Verdad? – me dijo, casi diciendo que no fuera verdad. Sonreí y le pase las manos por los hombros. Tenía que confiar más en los amigos, sobretodo en los humanos.

-Bueno lo podemos descubrir poniéndote en apuros ¿quieres?-sonrió y asintió. Riéndonos fuimos hacia su casa. Seguro que allí se encontraba mejor que fuera de ella.

Llegué ligeramente tarde a casa, para no tener que mirar a mis padres a la cara. Aunque cené con ellos, hablé poco, por no decir nada y me dirigí a las Nadas con el despertador y el peluche.

Mi madre me cerró el paso.

-¿A qué viene dormir en las Nadas dos días seguidos?

-Me encuentro a gusto allí-mentí, dejándola con cara de sorprendida, me escabullí- y llegué a mi destino. Aun así, apenas me hube tumbado en el catre que había allí cuando alguien entró. Era Sergi.

-Toc toc ¿se puede?- dijo sonriente en la penumbra. Se sentó a mi lado – ¿qué haces aquí?- decidí sincerarme con él, sin saber el grave error que supondría eso. Aun creía que era mi hermano

-Ayer ataqué a Victoria, en plena calle. Si Juls y Ale no llegan a estar allí…solo Dios sabe que podría haber pasado.

-Y por eso te escondes aquí- era una afirmación.

-Ya ves, no os quiero poner en peligro. Tú sabes que yo no hago nada de eso de manera consciente ¿verdad?

-Claro que no, Vero -me aseguro- Ahora duerme. Buenas noches- dicho esto salió de allí dejándome a solas. Entrelace las manos por detrás de la cabeza, satisfecha sin ninguna razón. Pensé en que echaba en falta tener a mano papel y lápiz, pero no me levanté a por ello. Ahora me arrepiento de no haberlo hecho. Me hubiera ahorrado muchos problemas. Además al día siguiente había quedado con Lucas. Desde hacia dos días no había podido pensar en otra cosa que en mis cambios, pero en ese momento era tal cual una adolescente como otra cualquiera. Aunque estaba encerrada por mi propia voluntad en una celda. Jugueteando con la cruz y una pequeña sonrisa en los labios, me acabe durmiendo.

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